Seguidores

viernes, 9 de julio de 2010

CUANDO TODO ES GRIS.-

- ¿Y ahora, sabes tu que va a pasar?


- No lo sé..

(Diálogo final de Pleasantville)

A veces, volver a ver una película en un momento personal determinado te hace descubrir nuevas interpretaciones, que te hacen meditar…

Esa increíble capacidad con la que hemos nacido y si hemos tenido la ventura de cultivarla, es una de las tantas maravillosas razones de vivir esta existencia tan contradictoria, con la que hemos sido dotados como raza.

Me ha parecido un maravilloso ejemplo para muchas reflexiones de la realidad que nos ha tocado vivir. He elegido, porque puedo hacerlo, compartir con quien quiera leer estas líneas lo que nos puede enseñar esa película sobre la depresión, la distimia y la tristeza crónica.

Lo hago, porque quizás es la manera de hacerlas comprender a todos aquellos, que afortunadamente estas emociones no desequilibran su existencia.

Sé, que tod@s cuantos vivimos sufrimos, pues la felicidad es un estado transitorio y volátil que empuja nuestros actos hasta un nuevo encuentro con ella.

Pero hay…no sé cuantas personas habrá, ¿pueden ser millones?, que vivimos en una constante sensación de pena, inutilidad y autoabandono. Somos tratados con medicación, terapias, consejos, lecturas y lo que creemos o sentimos que es una tremenda desconfianza ajena de nuestra situación personal.

Quizás, por eso hoy me ha calado esta película, porque me parece un buen ejemplo con el que poder hacer comprender o intentarlo al menos a quienes hayan llegado hasta estas líneas y estén interesados en seguir leyendo, el infierno que es nuestra vida, que nos hace pensar a menudo, que estamos condenados a seguir viviendo…

Si queréis seguir acompañándome en esta meditación compartida, voy a puntualizar que la Psiquiatría es la única de las ramas de la medicina que lleva aproximadamente cien años sin evolucionar al ritmo de las demás prácticas médicas. Se han mejorado los medicamentos es cierto, pero básicamente se tratan de la misma manera; antidepresivos y relajantes musculares. Como solo soy un afectado sin conocimientos farmacológicos, no puedo aportar a esto mayor información, salvo que solo consiguen que nos hagamos dependientes a ellos, con poca o ninguna mejora real…

Dicho esto, volvamos a la película. ¿Os imagináis que después de haber descubierto los colores, los olores, las sensaciones y los sentimientos, al levantaros descubrierais que todo es blanco, negro y gris a vuestro alrededor?. Si, ya sé que conocéis esa terrible sensación transitoria, pero imaginaros que pasan las horas, los días, las semanas, los meses, los años y solo algunos pocos instantes descubrís asombrados que la manzana vuelve a tener color de manzana…, para luego volver a retornar al gris, sin sabor y que ingieres porque con algo tienes que tomarte la medicación, solo porque aún conservas algo de instinto de supervivencia.

Muchas personas vivimos así y en la más completa soledad, porque por nuestra respectivas circunstancias solo y “afortunadamente”, pues hay otros muchos que ni siquiera tendrán eso, contamos con un médico y los recursos de una administración que siempre está en continuo cambio según necesidades que no consigues llegar a entender, que supones y esperas que sean para mejorar la situación de tod@s, pero que en caso de sufrir esta situación te parecen insuficientes.

No tenemos a nuestro lado a nadie que nos apoye “frecuentemente” al menos; y solo contamos con la sensación de molestar a aquellos que les referimos nuestros sentimientos que percibimos quizás erróneamente que los juzgan como subjetivos por nuestra condición.

“Todo es gris…tremendamente gris”, como dice una canción y no cambia. Añoras ese pequeño momento, cuando la naranja recupera su color, cuando vuelves a reconcer el color entre miel y verde de unos ojos que te miran o un pétalo de una flor se convierte de nuevo en malva.

Todos te piden, un esfuerzo, paciencia, tranquilidad…pero los años pasan y todo sigue gris.

Acabo de ver la película y me ha hecho recordar los colores…la esperanza, la curiosidad y con el mayor de los esfuerzos he cogido el portátil y tecleo nervioso, esta necesidad de compartir con los demás una explicación que les haga entender la ansiedad que te produce, sentir la vida así continuamente…

Quisiera compartir esto con tod@s aquell@s que sufren esta existencia, para proponeros una red de comunicación entre nosotros, que al menos nos sirva de corcho cuando todo se nos hunde en el abatimiento, consecuencia de tanto tiempo añorando los “colores”, que solo en los momentos en que dormimos vuelven a ocupar todo el espacio que les corresponde y que es lo que realmente creo que nos mantiene vivos.

Esas, tres, cuatro, seis, ocho o doce horas, que nuestro cuerpo herido “descansa” en un sueño que aunque no es reparador, al menos tiene colores, participamos, actuamos, ¿dormimos?...”quise decir a la Tierra”.

Queremos volver a vivir, queremos volver a tener fuerza para levantarnos y aventurarnos en las calles de una ciudad que nos parece amenazadora, distante y cruel.

Mis fuerzas se están terminando y mi mente, empieza a dudar si colgar esto en mi descuidado blog, porque empiezo a sentir que tras todas estas palabras y sensaciones quizás no haya sentido para compartirlas, que quizás algo perverso haya tras ellas, que yo soy culpable, egoísta y vago…

Si conoces estas sensaciones, vamos a acompañarnos, no sé como generar esta cadena, este corcho, ese lugar de encuentro virtual dónde apoyarnos.

Por favor, si algún@ me acompañado hasta aquí, te pido que me des un nombre, porque la “nada” esta devorándolo todo…

Ayúdanos a recuperar ese mundo perdido, donde cabalgamos un día a lomos de Atreyu, préstanos el Áuryn para combatir esta enfermedad tan real, que nuestro cerebro la interpreta como una fractura de un hueso como han comprobado los estudios de los neurólogos, una especialidad que quizás fuera conveniente que nos examinaran para darle un verdadero cuidado paliativo a nuestro dolor.

Ahora toca tomar agua, con la dosis de hipnóticos y relajantes, que nos llevará a un mañana, donde sintamos vergüenza de haber compartido esto a través de la red y la sensación de que a partir de esto nos miraran con pena, desdén y quién sabe qué cosa más…

1 comentario:

Unknown dijo...

Nada de verguenza y aunque te parezca dificil, lo que pensemos todos y todas, carece de importancia.
Estoy lejos, pero quiero que me sientas cerca y cuando necesites un hombro, tienes el mío, puedo entender que no es la solución y me voy a resistir a repetirte las frases hechas.
Cuenta con migo y permiteme el placer ser tu amigo.
Un gran abrazo y gracias por la valentía de compartir esto con los demás, aunque quizás no lo veas de esa manera VALIENTE.