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jueves, 7 de octubre de 2010

EL MAGO DE OZ

Hay muchos tipos de silencio, pero últimamente he descubierto que el silencio demagógico lleno de retorica y vestido de comprensión. Es el más cruel de todos los silencios.


Cada cual en estos momentos, ha elegido su propia manera de esconder la cabeza, mirar hacia otro lado o apoyar “tratamientos” para paliar este futuro realmente incierto.

La cirugía queda totalmente descartada, frente a la sangría diaria de miles, de millones de personas. Que no quieren dejarnos mirar al frente, confundiéndonos en soliloquios de diversa índole, que sirven al mismo enemigo.

La cuestión es darle la vuelta a todo, sin enfrentarnos a lo devora el cuerpo de este “paciente” de destino incierto que ahora llamamos economía, que es la misma bestia inhumana que nos cercena la esperanza, que nos enfrenta los un@s contra los otr@s desde hace siglos, con diferentes nombres.

Los expertos de impoluta y aséptica presencia entrelazan sus manos, explicando sus dudosos diagnósticos, frente a un sonriente consejo de administración del “Hospital Cura Pupas”, que observa complacido como estos expertos en nómina, ceden sin reclamación ninguna a la adquisición de nuevas tecnologías que proporcionaran más ingresos a ese “Mercado”, que nos observa implacablemente día tras noche, a unas pocas jornadas de “El Monte del Destino”.

Nos hablan, comparando la situación económica global, internacional, europea, española. Con términos domésticos de retorno a una austeridad pasada, de la que en solo en puntuales ocasiones hemos creído estar punto de salir de ella, antes de comprender que solo era un espejismo…

Imaginaros a una persona, seguro que cada  día que pasa conocerás a mas de ell@s, elegid el sexo, pensad en hace cuatro años, cuando compró su piso y al fin pudo dar la alegría a sus padres de volar con sus propias alas.

Con un Titulo enmarcado en casa de sus orgullosos padres donde acumula polvo, tras haber estado durante más de seis años y medio, trabajando para diversas empresas como tele operador con contratos por Obra y Servicios, que cada seis meses le era renovados, con la esperanza de un contrato fijo, que nunca llego, ni llegará en su vida.

Todo iba austeramente ordenado, hasta hace dos años, que a en la última empresa en la que le seguía vendiéndole la mentira de ese contrato fijo hasta la última semana, cerro su plataforma y le dejó en la calle. Con un paro, con el que apenas podía hacer frente a su hipoteca.

Durante estos años, acude cada vez más desesperanzado a entrevistas de orientación laboral, donde le han enseñado a hacer su currículum hasta en punto de cruz. Se apuntaba a cuantos cursos le aparecen, luchando por ellos frente a otr@s trabajadores.

Observa en silencio la inmadurez y falta de preparación de aquellos que lo imparten, que parece que nunca se habían visto cara a cara, con la que era la contratación y el trabajo diario en la prepotente, malcriada empresa privada. Pero a los que atiende con el desasosiego de sentirse privado de libertad, por un inalcanzable “tal vez”…

El paro acabo y se acogió a la Ayuda que el gobierno le ofrece, con la cual no llega ni para poder pagar el recibo de su hipoteca. Como este llegaba a fin de mes, siempre paga con intereses de demora, pues el “paro” se ingresaba cada diez de cada mes y aunque el banco podía entender su situación, no podían hacer nada.

Su padre jubilado y viudo, le ayudaba adelantándole el dinero para no hacerle pagar más gastos en beneficio del escrupuloso Banco, ese que te estrecha la mano y te hace sentirte como en casa, porque te comprenden, porque son “como tu”….

Vendió su vehículo y nunca podrá olvidar el día, cuando acompaño a su padre al Monte de Piedad a empeñar unos cuantos objetos de oro que un día pertenecieron a su madre.

Todo el poco orgullo con el que aún contaba, desapareció cuando la señorita de la ventanilla les dijo, que no era suficiente, pues no llegaban al peso mínimo que la entidad bancaria podía gestionar, para un empeño, que lo llevaran a una empresa de compra y venta, de esas que ahora se sitúan donde antes estuvieron los video-clubs ó aquellas pequeñas tiendas de todo a cien, que abrían orgullosos algunos conocidos que invirtieron sus posesiones después de muchos años en la empresa privada y en la palabra autónomo creyeron encontrar una libertad laboral que nunca conocieron.

El padre, toco con cariñosamente su hombro y con esa valentía que tienen los hombres y mujeres que conocieron el hambre, se quito su alianza de oro que durante cuarenta y cinco años le había acompañado, entregándola a la señorita, que tras un cristal blindado, les miraba con total ausencia de emoción de un corazón envuelto en la armadura de su propia historia personal.

Esa misma mirada de temor que nos encontramos cuando por un descuido nos cruzamos con otros ojos…

- ¿Es suficiente Señorita?

- Si, ahora si…

Luego, en la calle, a cierta distancia de “El Monte”, el padre con los ojos húmedos, abrazando con todo su amor a su hijo derrumbado y roto, como solo conoce aquel que ha tenido que besar el suelo, le dijo suavemente; - verás antes de seis meses, recuperaremos todo…

De eso hace un año…

Hace unas semanas decidió, después de algo así como un año de medicación antidepresiva, acumulación de noches de insomnio, de falta de apetito y sonrisa, poner en venta la casa, porque ya no puede hacer frente a los gastos que se acumulan, retornar a casa con su viejo padre, su único amigo. En estos tiempos de profusión de conocidos, colegas, compañeros…y la más total ausencia de compromiso o cariño.

Sentado en la misma habitación donde está su vieja mesa de estudio y las pegatinas de los viajes de fin de curso, repleta de sueños robados ó perdidos. Fuma un cigarro tras otro, sin importarle sus pulmones, haciendo mil y unas cuentas, que nunca cuadran a su favor.

Puso un cartel con la boca seca y amarga en la terraza de su casa, donde se lee SE VENDE y fue a las inmobiliarias, con su sencilla presentación en Power Point. Donde le han dicho, sin empatía ninguna, que si hay suerte podrán venderla. Pero como mucho a mitad del precio con la que fue comprada, apenas hace cuatro años. Que tal y como está la cosa no puede esperar más, pues pisos ahora…cientos…Otras veces, los agentes le citan para conocer su casa, la que miran con desdén entonando la misma canción, sin caer en la cuenta de cuanto ultrajan los sueños, de esas cuatro paredes. 

Entonces, si tiene “suerte” y consigue un comprador, puesto que la venta del piso, no cubre el total del importe de la deuda, por eso de las condiciones actuales del mercado, tendrá que continuar con el pago de su obligación contrayendo una nueva deuda, con el objeto de hacer frente a la diferencia en su contra entre el total de la Hipoteca y lo obtenido por la venta del piso. Una deuda sin objeto que nunca podrá convertir en patrimonio.

El banco le hará el favor de refinanciarle, con el gasto correspondiente que correrá a su costa, llamando a todo esto préstamo personal, hay una amplia gama de productos de esclavitud perpetua. Eso sí, poniendo como aval el piso de sus padres, puesto que tanto la Banca “Que os den”, como la “Inmobiliaria Blanqueo Amigo”, argumentan sin haber perdido ninguna de sus posesiones y prebendas, que aumentan cada día más; que ellos también están a expensas de ese “inestable Mercado”, que han de protegerse…

¿De ellos y de sus trapicheos quien nos defiende?.

Así se nos pasan los días, sombríos, sin esperanza, llenos de silencios…pero como ya os dije; de todos ellos el peor es: el silencio demagógico lleno de retorica y vestido de comprensión, de aquel que sirve al “Mercado”…